soñé, ¡Dios no lo
quiera!
¿que sería de mí,
si de repente
perdiera
el amor que recibí?
tu suave y final
piel,
después de haber
tomado
de los tuyos dulce
miel,
¿como pude yo soñar
que tú no me eras
fiel?
de tu corazón el
latir,
y habiéndote oído
entre mis brazos
gemir,
soñar lo que ayer
soñé
es empezar a morir.
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