y no puedo
consolarla,
¿sabes que me está
pasando?
que nunca podré
olvidarla.
Madre, por ella estoy
muriendo
sin remedio y con
razón,
por ti sufro este
tormento
que me parte el
corazón.
Madre, no, ya no te quiero
porque a los dos nos
mentías,
decías: el amor es lo
primero
y a escondidas, nos
vendías.
Madre, esas treinta
monedas
en tu tumba he
dejado,
las devuelves cuando
puedas
Madre, aún puedo
ayudarla
por eso a tu bondad
me aferro,
ven conmigo a
consolarla,
después, juntos vamos a tu entierro.
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