Espero con impaciencia
que pases frente al balcón
donde aguarda y no lo sabes
amor, amor y amor.
Son la siete, no llegas
será que cuando te espero
los sueños mi mente invaden
y pierdo noción del tiempo.
Ya te veo
es como soñar despierto,
ver una estrella brillar
fuera de su firmamento.
Y en tu andar, danza divina
acaricias el aire, que lleva
los abrazos y los besos
que en mi espera yo te diera.
Nota: Este poema lo escribí en 1967, motivado por una niña que vivía en la calle Amilcar de Barcelona, esquina a calle Cartellá. Yo vivía entonces, en el número 61 de la misma calle y estaba enamorado de ella. Era un encanto verla andar por la acera, frente al balcón de casa, camino de su portal. Nunca supe como se llamaba, pero no me hizo falta. Fué uno más de mis tiernos amores de primera juventud. Fueron enamoramientos que con la misma celeridad que venían, se iban. Amores que empezaban a morir nada más nacer.
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