jueves, 19 de abril de 2012

LAS TARDES DE DOMINGO EN MI SEVILLA


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Las tardes de Domingo en mi Sevilla
comiendo un helado o un barquillo
en la pantalla el NODO del Caudillo
o Antonio y Marisol por seguirilla.,
En la platea numerada del Olimpia
ruidos de comer, pipas o cacahuetes
rodeados de grandes mozalbetes
los niños de mi calle en cofradía.,
Un gozo inmenso nos embargaba
poder ver y gritar con voces roncas
la peli de indios, vaqueros y broncas
donde al final, John Wayne siempre ganaba.
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Escudo de Sevilla

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Catedral

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Puente de Calatrava   

Salíamos del cine, chino chano, caminando
y en llegando a la esquina ya se olía
el aroma intenso de la freiduría
famosa en el Cerro: Casa Servando..
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Seguíamos paseando, ya de atardecida
tratando de encontrar a las mocitas
que con aires de mayor, ¡y tan bonitas!
hablaban y reían sin freno ni medida.
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Ninguna de ellas, gran caso nos hacían
pues fijaban sus furtivas y dulces miradas
en altos quinceañeros, y ellas alocadas
nuestro inmenso padecer, jamás veían.

Cerca ya de la iglesia, oscura noche
la hora de recogernos nos vencía
y pensábamos ¿por qué la suerte no venía
si hicimos, de intentos, un derroche?


 
Torre del Oro
 
La Giralda desde el Barrio de Santa Cruz









  
Patio tipico andaluz
¿Porqué aquel vaquero en la pantalla
sin grandes esfuerzos, sí lograba
lo que a nosotros siempre nos negaba
la suerte, tan esquiva y tan canalla? 
Salió la Luna, la hora de recogerse nos llegaba
con alas en los pies, todos a casa corriendo
gozando los últimos instantes, mas sintiendo
que otra tarde de domingo, se acababa.


Al llegar al jardín de casa, allí adormilada
como una reina, sentada bajo los rosales
la abuela Emilia, que al verme, y tan frescales
decía: “¡Niño, ya es hora!” y colleja de pasada.



Las dos Esperanzas (de Triana y Macarena)

Nazarenos en procesión
  











 
Patio andaluz

“La cena la tienes en la mesa, fría debe estar”,
decía tía Salud al quite, y me hacía dos guiños
yo, sintiéndome el más feliz de los niños
de todo daba buena cuenta, sin mucho molestar.


  Y a la cama, a repasar otro domingo cumplido 
cine, helados, bellas niñas -rubias y morenas-
con once años que mejor para borrar las penas
que soñar con lo anhelado, aunque no vivido. 


Dormido ya, mi espíritu se escapó por la ventana
buscando las tardes de Domingo, en mi Sevilla
y fue él con Marisol, quien bailó la seguirilla
lástima que espíritu y cuerpo, los una la mañana.  

            


Santisimo Cristo del Desamparo y Abandono

Cartel anuncio Concierto Hdad Cerro del Aguila


Estacion de Tren Plaza de Armas

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