Era una fría tarde de Otoño. El hogar encendido daba calidez al salón de la casa. El niño, sobre la alfombra, jugaba. El abuelo, sentado en su sillón, fumaba en su vieja pipa Salvatella, persiguiendo con la vista, las volutas del humo. Anochecía y la tormenta se acercaba.
¿Abu, cuál es el número perfecto?, preguntó el niño, de sopetón, a su anciano abuelo. Éste, expulsando el humo de la última aspiración, le contestó: “Hijo mío, no sé cual es el número perfecto, posiblemente lo sean todos. Con todos los números, podrías escribir el más grande del mundo. ¿Y cual es el número más grande? pregunto Oscar sorprendido. ¿Es como la cama de los papas, que es tan grande que el domingo podemos jugar los tres.? ¡Más, más! respondió el abuelo, mientras dejaba su pipa en un cenicero y alargaba la mano hasta el vaso de agua y trás beber un sorbo, le contestó: " Mucho más grande. Piensa en lo más grande que recuerdes haber visto y así de grande es ese número".
Oscar, se levanto con la velocidad y las ansías con que los locos bajitos, lo hacen todo y corrió hasta el balcón, y pegando la nariz al vidrio, señalaba hacia el exterior, gritando: ¡Gruuua, Abu, gruuua! El abuelo se echo a reír, sin poder evitar que le diera la tos. Volvió a beber agua, y al darse cuenta de la poca que quedaba en el vaso, se levanto, no con la rapidez de su nieto y se dirigió hacia la cocina. De camino, Oscar se le acercó y tirándole del pantalón, seguía gritando: Gruuua, Abu, gruuua. ¡Sí mi niño!, le decía el abuelo mientras llenaba el vaso con agua del grifo. A él las aguas minerales le parecían una pijada y si no podía beber cerveza, bebía agua del grifo.
El pequeño seguía insistiendo y el abuelo prosiguió. Te puedo decir, que a mi, el número que me parece más completo, si se puede definir de esa forma, es el TRES. ¿Y porqué, abu?, volvió a la carga el inquieto niño. Verás, trataré de hacértelo entender, aunque no soy muy buen maestro, ya que explicártelo con las palabras adecuadas, me va a ser difícil, por los vicios al hablar y por la pérdida de la frescura e inocencia de la infancia. ¿Sabes que podemos hacer?, te lo escribiré y si no lo comprendes ahora, cuando pasen unos años, seguro que lo comprenderás.
Aquel día llovía y el frío, se hacía notar. Oscar, al volver de la oficina, y después de encender el hogar, pensó que necesitaba hacer algo. Como no podía salir a correr, cosa que solía hacer todos los días, se le ocurrió hacer limpieza en uno de los altillos de su dormitorio, total eran las 4 de la tarde.
Habían transcurrido un par de horas, cuando al abrir una de las cajas, vio en amarillento sobre dirigido a él, y escrito por su "abu". Reconoció la escritura. Abrió el sobre y en él encontró un folio, tan ajado como el sobre. Decidió leerlo, y así lo hizo. El folio decía lo siguiente:
Querido Oscar, te voy a responder a la pregunta que me has hecho. Me preguntas cual es el número perfecto. Para mí es TRES y te lo voy a explicar.
El UNO, en si mismo, es Soledad. El UNO no me gusta, por eso mismo, aunque a ti te suene más a un juego de mesa. Como ejemplo, puedo ponerte el árbol cansado (le llamamos así por que sus ramas crecen hacia la tierra y no hacia arriba) que hay alejado del bosque, aquel al que subes cuando vamos a pasear. El transcurrir del tiempo lo ha hecho crecer con figura contrahecha, tan diferente a la esbeltez de los árboles del bosque. Ellos viven en compañía, él es UNO, él está SOLO, él es LA SOLEDAD. El UNO no tiene a quién tomar como ejemplo y aunque es PRIMO, es un “PRIMO TONTO”.
El DOS, es la dualidad (Bien-Mal, El Yin-El Yang) que provoca la rivalidad. Esa Rivalidad, que las más de las veces suele desembocar en enfrentamientos (Este-Oeste, Catolicismo-Islamismo, Barça-Madrid). Esos enfrentamientos que hasta que no logremos solventar con la palabra, hará que el DOS, no me guste. Un número que fomenta Envidia, Discusión, Enfrentamiento, Rivalidad y un largo etc., no lo quiero como amigo.
El TRES: es compartir, forma escala; de uno a otro y después a otro; el débil no es tan débil ni el fuerte tan fuerte; para lo bueno y lo malo, lo no imaginado por uno lo será por otro sin la envidia dividida de la pareja que forma el DOS. El TRES es diversidad y disparidad, en comparación con el UNO y el DOS. El TRES es además, Arte, Creación y Divulgación de todo lo que piensa el cerebro y da vida las manos. El Arte repite eternamente el número TRES ya que el Arte crea, comparte y difunde. El TRES es el primer numero PRIMO, ya que el UNO no cuenta. Podríamos poner como ejemplos del TRES, como qué TRES eran los Mosqueteros, TRES eran las hijas de Elena, TRES las puntas del Tridente, TRES los integrantes de la Trinidad, etc, etc.
El UNO, el DOS y el TRES son, para mí, los números mas “interesantes”, por algo son los primeros. A partir del número 3, el resto son para mí complementarios, aunque los matemáticos y otras personas de ciencias, me llamen tonto.Tu estás solo, eres hijo único, mientras aguarda la llegada del deseado hermano, en el vientre de la madre, y para ti el número 3 lo ves distante, pero cuando seáis DOS, dí a los papas que quieres una hermanita. Así seréis TRES.
Bueno Oscar, espero que lo comprendas y si tienes dudas, pídele al papa, que te lo explique, el sabrá darle mayor sentido a mi explicación.
Besos de tu Abu, que te quiere.
Mario
Ya tenía ocho cajas bajadas del altillo y revisados los contenidos. Miro el reloj y marcaba las 18:30 y pensó que era hora de llevar las cajas al garaje. Una vez allí, ya vería que hacer con sus contenidos. Si se daba prisa podría darse una ducha antes de ir a dormir. Hoy no esperaba visita y ya había, por la mañana, hablado con la familia.
Al reposar la cabeza en el amplio y mullido cojín, Oscar en lo primero que pensó, fue en su Abu. ¡Qué personaje! Hacía ya quince años desde su muerte y aún le sorprendía. Mañana volveré a leer la carta, me ha hecho mucha ilusión encontrarla. Y todo por las costumbres heredadas. Gracias mamá, por guardarlo todo. Bueno mañana volveré a leerla. El Abu era un genio. Que no se me olvide, he de enseñar la carta a mamá. Repasaba el texto de la carta, y a la mitad de su lectura, estaba plácidamente dormido.