Estaba en el balcón
y vi a lo lejos,
a un "hermoso ser"
junto a su perro.
El perro se paro
y el "ser"
impaciente,
tiró de la correa
sin detenerse.
Pasaron unos días
sin ver pasar,
al "hermoso ser"
junto a su can.
Hasta esta mañana
que he vuelto a ver,
otra impaciencia
del "hermoso ser".
El perro al andar
cojeaba de una pata,
el "ser" tiraba tanto
que al "can" arrastraba.
Tan cruel escena
fue vista por la gente,
que la reprendieron
en tono vehemente.
Hermoso ser, grité
estará de acuerdo conmigo,
que no es forma de llevar
a su pobre y fiel “amigo”.
¿Qué pasa, no es mío?
hago con él, lo que quiero,
cuando fui y lo compré
lo pagué con mi dinero.
El pagar no le permite
que sea usted tan cruel,
compró usted una vida
y no un trozo de papel.
Si quiere imponer,
el “ordeno y mando”
no abuse, recuerde
que usted, es “un humano.”
Podría usted con mimo
tratar de convencer
a
su pequeño can,
antes
que estirar de él.
Podría usted con cariño
hacerle una caricia,
hará menor esfuerzo
que si de él estira.
Podría usted con amor
tratarlo como igual
¿o, lo compró usted
como un objeto más?
Se giro y se fue con prisas,
y no los he vuelto a ver,
-después de pasado un año-
al "can" y al "hermoso
ser".
Espero un día, volverlos a ver
y que el maltrato, sea alegría,
demostrándome que hay seres
que la noche, convierte en día.
Y es que, hay cosas en esta
vida
que no dejan de sorprender,
como que alguien desee un "can"
no siendo “un hermoso ser."
