sábado, 16 de agosto de 2014

LOS RECUERDOS DE LA MAR

Hoy no podía dormir
y me puse a caminar,
fui así dejando huellas
en la orilla de la mar.
Y cuando mis pasos, aquí
me vuelvan a encaminar,
la mar con su gran memoria,
sin duda, mis pasos recordará.

Como recordará también,
el color de todos aquellos ojos
que miran hacia la mar,
cuando al amanecer
van a andar nuevos caminos
buscando para comer,
y escribiendo sus destinos.
Y sea un enamorado triste,
un valiente domador,
o un conductor de autobuses
que siempre canta una canción,
todos hacen lo que pueden
para salvar, si así se puede llamar,
tan injusta situación.

Y por esos mismos caminos
otras gentes buscan soluciones,
ya que, en el bolso no hay dinero,
y en el corazón,
ya no quedan ilusiones.
Y cuando la mar los acoja
he inicien el camino,
sí, justo en ese momento,
una estrella muy fugaz,
cruzará el cielo tras el viento
provocando que en el limbo
los espíritus de niños,
jueguen a transformarse,
en cúmulos y estratos
en cirros y nimbos.
           
Ese viento, que después,
se esconderá tras el Sol
la Luna y las estrellas,
a esperar las almas que llegarán
de la mano de la muerte,
arrancadas de la Tierra por la mar,
para el viaje final
que les ha tocado en suerte,
y que iniciaron,
no se sabe en que orilla
donde solo queda de ellos,
el color de sus ojos
y sus huellas al pisar.

Y como nada tenían,
nada tienen que perder
y menos la dignidad;
por eso preparados están
para afrontar el juicio,
en el que serán socorridos
por los ángeles de oficio.
Y este juicio será,
aún sin normas, ni estatutos
ni permisos, ni recetas,
el que les lleve a otra vida
que vivir les permita,
sin tener tanto sufrir
y sin tener que huir
como en la vida anterior,
del hambre y del dolor
por los caminos de la mar,
ante tan negra situación.

Y los que hayan logrado
sus sueños cumplir,
a la hora de morir
serán ellos los que escriban
las andanzas de sus vidas;
más, de los que no lo consiguieron
tu serás el valedor,
explicando a todo el mundo
que la vida fue para ellos
triste, como lo es esta historia,
de la que no hay memoria
ni recuerdo ni oración,
solo se sabe que murieron
y la mar los acogió.

PD:
Estos versos, hoy salen del corazón
deseando no cometer más errores,
aunque errar, sea humana condición.