Dijiste, "te quiero, amén
y te querré para siempre,
y lo que diga la gente
no me importa, ya lo ves".
Viajamos en el placer
el uno, en brazos del otro,
cabalgando en un desboco
que nos hacía enloquecer.
Yo bebí amor noches y días
y la sangre de tus venas,
me daba a ti, a manos llenas
cuando en mi, tú te fundías.
Tú arrancabas mis entrañas
a bocados y arañazos,
dejando herido mi cuerpo
y mi alma en mil pedazos.
Ayer, encontré al despertar
una carta en que decías,
que el amor que antes sentías
ya no me lo puedes dar.
Hoy me muero con el dolor
si era verdad o mentías,
cuando entre gemidos decías
¡cuanto te quiero mi amor!
Hoy me muero con el dolor
que no te miento al decir,
que aunque me has hecho sufrir
¡cuanto te quiero mi amor!
Dedicado a Montse, deseandole que nunca tenga que hacerse ciertas preguntas.