Hay dudas, de si fue Eagro
rey de Tracia y su señor,
o fue Apolo, dios y maestro
quién a Orfeo engendró.
Fue Caliope, la musa
la que a Orfeo alumbró,
fue tan enorme su empeño
que su belleza heredó.
Cuando el bello Orfeo cantaba
tanto amor él transmitía,
que hasta las almas más fieras
su música las rendía.
Cuando el Argo retornó
con Jasón y el Vellocino
de Eurídice, se enamoró
y enlazaron sus destinos.
Un mal día, Eurídice fue mordida
por el símbolo de la traición,
se alojó en ella la muerte
y en Orfeo, gran aflicción.
Todo aquel que lo amaba
ofreció su vida y su corazón,
pero nadie pudo el evitar
que muriera su pasión.
Orfeo se enfrentó al Hades
con su música lo ablando,
fueron tantos sus lamentos
que hasta los Castigos paró.
Fue la música, o tal vez los lamentos
lo que a Hades, el corazón ablandó,
pero vio tanto amor y sentimiento
que a la vida, a Eurídice retornó.
El Invisible permitió a los dos
que del Hades, regresaran a su mundo,
y que tanto amor ellos lo vivieran
fuera de aquel infierno, oscuro y profundo.
Hades les impuso una sola condición
para el rescate de la ninfa Eurídice,
que Orfeo la habría de cumplir
tal como aquí, hoy se dice:
"Yo Hades, dios del Inframundo
doy permiso para volver a la vida,
a Orfeo y Euridice, si ellos cumplen
con la condición, por mí requerida.
Que será, salir del Hades y hasta ver el Sol
cumpláis que a ella, él, el rostro no verá,
pues si no lo consiguen cumplir, ella
en polvo y humo se transformará."
Más, ella al ver el fin de aquel infierno
quedó cegada, y un suspiro se le escapó,
Orfeo volvió la cara y fue verla
y su amada, en polvo se convirtió.
Orfeo creyó morir, y a Hades le imploró,
más este ignorando los ruegos del músico
hizo que pasado siete días entendiera, que
era mejor volver a su tierra, con su dolor.
Solo, pasaba sus vacíos días el enamorado
que tocaba y cantaba, no obstante,
hasta que fue muerto y descuartizado
a manos de las crueles bacantes.
Su lira y sus manos, están en los cielos
donde él a Eurídice, su música sigue tocando.
sí, es su música la que suena en mis oídos,
y hace que mis ojos, por él, estén llorando.